martes, septiembre 16, 2008

El cumpleaños 70 del Norte de Monterrey y su editor “refugiado” en Texas


El cumpleaños 70 del Norte de Monterrey y su editor “refugiado” en Texas
15/09/2008 12:46:55 a.m.
Gustavo Rentería


La historia del Grupo Reforma inició el 2 de abril de 1922 con la fundación del periódico El Sol, en la ya entonces pujante ciudad de Monterrey, por Rodolfo Junco de la Vega.
Él cristalizó así un sueño de su padre, Don Celedonio, hombre enamorado de la palabra que inculcó a sus hijos el amor a las letras.
El Sol tenía nada más ocho páginas y costaba 5 centavos. Era el único vespertino de la época. La rotativa, donde se imprimía el periódico, se instaló en un edificio en las esquina de las calles Morelos y Doctor Coss.
Para 1937, a pesar de la turbulencia económica de la época, lograron trasladarse a su actual casa, en Washigton 629 Oriente, aumentar el tiraje y contratar más personal.
Precisamente hoy, 15 de septiembre, cumple El Norte de Monterrey, 70 años de edad. Su primera edición fue de ocho páginas con un tiro de 15 mil ejemplares.
Ya para 1973, los hermanos Alejandro y Rodolfo Junco de la Vega, nietos de Don Rodolfo, toman las riendas de Editora El Sol, que aglutinaba a El Norte y obviamente a El Sol.
Ellos dieron una batalla ejemplar, porque eran las épocas en que el gobierno controlaba a los diarios a través de la venta del papel. Ellos, jóvenes valientes, salieron adelante.
Hasta principios de los 80, aplicaron sus conocimientos administrativos y lograron lo que muchos no han podido hacer en pleno siglo XXI: separar las áreas editorial y comercial.
En 1988 le dieron vida a Metro, tabloide destinado a satisfacer el mercado que requería información local en un formato compacto. Obviamente se toparon con la poderosísima Unión de Voceadores y Expendedores de Periódicos. Pero no fue problema para los Junco. Crearon Servicios Motociclistas S.A., cuya función era la distribución del periódico a sus suscriptores.
En 1993 nació Reforma en la ciudad de México, obviamente con el boicot de los que controlaban y siguen controlando la mayoría de los diarios. Pero no fue problema para los editores y sus empleados: ellos mismos se convirtieron en los encargados de circular el flamante periódico. Así nació una red de “microempresarios” que tienen más de 10 años ganando dinero limpio, con la venta del rotativo.
En 1997 llegó Palabra de Saltillo y en 1998 Mural de Guadalajara.
Hoy Grupo Reforma tiene 700 reporteros y fotógrafos en las tres principales ciudades del país y corresponsales prácticamente en toda la República. Por si fuera poco el número de comunicadores, se le atribuye al consorcio periodístico el reacomodo positivo de los salarios en el ámbito reporteril.
Pero precisamente hoy, cuando festejan 70 años de vida de El Norte, circula una carta por Internet, firmada por Alejandro Junco de la Vega, dirigida al Gobernador Constitucional del Estado de Nuevo León:
“Estimado Nati,
Sé que te enteraste de que mi familia y yo nos hemos cambiado de residencia a Texas.
Estaba en un dilema: comprometer nuestra integridad editorial o cambiar a la familia a un lugar seguro.
Los problemas de inseguridad a eso nos orillaron.
Perdimos fe.
Y eso cuenta mucho en un país donde millones la han perdido y han emigrado.
Yo aprendí de mi abuela, lo que era perder la fe.
Ella vio su pueblo natal, Ciudad Guerrero, ser inundado por un enorme cuerpo de agua para el cual el gobierno había construido una gran presa, la Falcón.
Me platicó cómo la parte más dolorosa de esa experiencia no había sido ver la inundación de su casa o de su iglesia, o su relocalización a Río Bravo.
Lo más doloroso había sido, vivir la agonía de su pueblo natal durante los años previos a la construcción de la presa.
Cuando la noticia, primero cundió, toda mejora, toda reparación, se dejó de hacer.
¿Para qué pintar una casa que iba a estar cubierta con agua
¿Para qué reparar un edificio, cuando toda la villa iba a ser destruida
¿Para qué preocuparse de los baches o la basura o arreglar el jardín o la puerta que rechina
Semana tras semana, mes tras mes, con la pérdida de fe el pueblo se convirtió en una profecía que se auto cumple: algo inhabitable.
Ahora que estoy en calidad de “refugiado” y se me acerca gente para preguntarme si ellos también deben hacer lo mismo, que me piden consejo o un “raid” para ir a ver casas para su familia, he pensado en lo mucho que significa perder la fe.
No te escribo para reclamarte o para compartirte las incomodidades o vicisitudes de hacer lo que estamos haciendo o el dolor de ver nuestras casas deshabitadas, o a la abuela sola.

Te escribo para pedirte que evites que a nuestro Monterrey se le inunde su espíritu y se convierta en otra Ciudad Guerrero.
A muchas familias les ahorrarás mucho dolor.
Con sinceridad y aprecio,
Alejandro Junco de la Vega”
Esta carta la publicamos, en solidaridad con el editor y gran empresario norteño, y como una muestra más de lo que están provocando nuestras autoridades, al no poder con el paquete de dotarnos de seguridad en nuestras ciudades; hasta ahora no hemos confirmado la autenticidad de la misiva, pero coincide con lo publicado por Ricardo Alemán, ayer domingo en su Itinerario Político, del periódico El Universal; Caballo de Troya, de Francisco J. de la Peña, del Heraldo de Saltillo; lostubos.com. y laquincena.info
http://www.rumbodemexico.com.mx/macnews-core00005n/notes/?id=162545

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