lunes, febrero 14, 2011

Carmen Aristegui: ¿Qué hacer?


Carmen Aristegui: ¿Qué hacer?

Carmen Aristegui: ¿Qué hacer?
Miguel Ángel Granados Chapa

MÉXICO, D.F., 12 de febrero.- Una vez más Carmen Aristegui ha sido arrojada fuera del circuito radiofónico. La coartada que esta vez sirvió para que MVS resolviera separarla partió de un hecho cuyo alcance y significado admite diversas interpretaciones pero que tenía importancia noticiosa: un escándalo en la Cámara de Diputados por un señalamiento de legisladores de la oposición al presidente de la República. La periodista, al presentar el suceso en su emisión del viernes 4 de febrero, situó en un contexto necesario el mensaje de los impugnadores del presidente y concluyó con una pregunta y una petición: ¿Hay problemas con el modo de beber del presidente? Sería sano que Los Pinos lo aclarara.
La Presidencia lo negó el miércoles 9 de febrero, ya tarde. El secretario particular de Felipe Calderón, Roberto Gil Zuarth, dio respuesta a la interrogante de la aguerrida pero sobre todo inteligente periodista. Bastó que describiera la laboriosidad presidencial, lo apretado de su agenda, su diligencia notoria, atestiguada por toda suerte de personas que lo han visto pleno de salud. Lo que pudo decirse el viernes mismo se aplazó hasta cinco días más tarde, cuando ya se habían amontonado los acontecimientos: Carmen Aristegui no condujo su emisión matutina en el 102.5 del cuadrante capitalino de FM; se generó una vastísima, multitudinaria protesta en las calles y en las redes sociales, y la periodista, al sentar su posición, anunció estar dispuesta a retomar el micrófono (ella dijo que el lunes 14, lo que sería simbólico, aunque podría ser otro día próximo) si se lavaba su nombre, ensuciado por la afirmación de que rompió el código de ética al presentar como noticia un rumor.
A pesar de que la dignidad de Carmen Aristegui la condujo a poner muy alta la cota de actitudes a tomar, los protagonistas del suceso respondieron al acicate que resultó de su mensaje. La Presidencia, que había negado tener que ver con el despido de la periodista (pero que cándidamente aceptó que la concesionaria le dio cuenta de lo ocurrido, lo cual sólo es comprensible como si se le ofreciera una satisfacción), produjo el informe sobre la agenda presidencial, de cuyo conocimiento se desprende que Felipe Calderón goza de cabal salud. Y MVS, en vez de rechazar la disposición de su estrella hasta el viernes anterior (que estaba en ascenso, cada vez con más estaciones interesadas en repetir el noticiario), sólo anunció que tomaría decisiones en los próximos días.
En la noche del jueves 10, cuando se escriben estas líneas, esa era la situación. Cabe esperar una rectificación y que Carmen vuelva al aire la próxima semana, no necesariamente el lunes, si su reputación queda a salvo. Parece haber quedado claro que el episodio generó sólo pérdidas para todos, que son remediables con buena voluntad (tener presente la cual no es por fuerza candor pueril).
Pero todos, y no sólo Carmen Aristegui, debemos pensar en qué hacer. Todos, digo, porque el problema laboral de la periodista no es sólo un problema laboral, sino un desgarramiento en el tejido social, tan en mal estado por el amontonamiento de crisis que padece nuestro país, en medio de las cuales es imprescindible la información y el análisis, al mismo tiempo lúcido e independiente que ejerce Carmen Aristegui.
Algunos pasos en la solución que todos debemos generar le corresponden a ella directamente, por supuesto. Si no se concretara el entendimiento sugerido por las posiciones de las partes, queda a la periodista el camino legal para buscar su reinstalación. Ella y MVS firmaron en enero de 2009 un contrato cuyos términos tal vez fueron violados por la empresa. Es que, anexo al contrato, forma parte de la relación profesional el código de ética al que se refirió la concesionaria, pero que incluye un mecanismo que dejó de observarse en la actitud empresarial. Cuando una de las partes juzgue que se ha violado el código, ha de acudir a un árbitro cuya actuación está prevista en los propios documentos, nombrado con la aquiescencia de las partes y cuya labor consiste en determinar si se violó el código y el modo de enmendar su vulneración, que ni por asomo incluye la ruptura laboral. Aunque la ruina de José Gutiérrez Vivó se gestó en amplia medida en la lentitud y lenidad de los tribunales, que bendijeron o fueron incapaces de impedir el abuso del Grupo Radio Centro, una vía a la mano, si no se recapacita, es el ejercicio de acciones legales.
Otra vía a recorrer, de difícil trazo y práctica aún más complicada, consiste en que la sociedad que ahora airada protesta se organice en torno de Carmen para dotarla de los instrumentos propios de su trabajo. Lo propuse cuando en enero de 2008 los grupos Prisa y Televisa la despidieron de XEW. Se trata de aprovechar la movilización que crece a causa de esta nueva arbitrariedad para constituir una sociedad anónima en que miles de accionistas integren un capital suficiente para emprender tareas de comunicación electrónica. Claro que el gobierno que irritado reprime a Carmen no le facilitará un acceso de este género. Pero sin dejar de intentar que la sociedad mercantil imaginada adquiera su propia concesión, es de investigar la posibilidad de tomar en arrendamiento tiempos en emisoras carentes de programación propia que obtienen ganancias vendiendo tiempo a adquirentes responsables de los contenidos. La producción radiofónica así lograda debería encontrar salidas paralelas y simultáneas en internet y otras formas de conexión. No es ciertamente una empresa sencilla, pero otros lances de represión editorial encontraron en esta vía el camino para su construcción. Es muy difícil, pero no imposible.
Pensemos también en que Carmen tenga acceso a canales de difusión públicos, como Radio UNAM. Cuando en 2008 la periodista fue despojada de su micrófono se exploró esa posibilidad, también difícil de concretar porque técnica y financieramente las frecuencias universitarias no están habilitadas para la competencia comercial. Pero si fuera preciso, es posible imaginar fórmulas que con respeto pleno a la legislación universitaria permitan, a través de asociaciones civiles y aun sociedades mercantiles no lucrativas, la presencia de una voz libre como la de Carmen en el espacio universitario.
Fórmulas de la misma naturaleza se pueden poner en práctica en canales de difusión que existen sólo virtualmente ahora y que podrían aprovechar la experiencia y el talante profesional de Carmen. Por sólo aventurar ejemplos, puede pensarse en el canal digital de televisión concesionado por la Cofetel al gobierno de la Ciudad de México o el permiso para operar una radioemisora a la Universidad Autónoma Metropolitana. La estipulación de condiciones claras para una tarea conjunta en que los intereses de las partes queden escrupulosamente protegidos, y los de la periodista a salvo de coyunturas políticas, sería una fórmula que daría sentido desde el principio a esas iniciativas de difusión que no se han echado a andar.
Muchas otras personas tendrán sin duda muchas otras ideas sobre cómo trascender de la cólera civil a la práctica de una comunicación democrática. Lo importante es que el pasmo no nos venza y superemos la etapa de la neurosis contemplativa y la denuncia flamígera.
Algo, mucho, tendremos que hacer.

Aristegui, el trasfondo de la censura

Aristegui, el trasfondo de la censura

Jenaro Villamil

Versión del texto publicado en la edición No. 1789 de la revista Proceso en circulación.

Una semana antes del viernes 4 de febrero, el día en que Carmen Aristegui lanzó al aire la incómoda pregunta que desató la furia de Los Pinos –“¿tiene o no problemas de alcoholismo el presidente de la República?”-, la guerra soterrada entre Telmex y Televisa, los dos gigantes de las telecomunicaciones mexicanas, tomó un nuevo y dramático matiz.

Televisa presentó el 28 de enero ante la Comisión Federal de Competencia una denuncia por presuntas irregularidades contra la autorización que este organismo antimonopolio emitió en 2009 para que iniciara el servicio de la empresa Dish México, formada en un 51 por ciento por MVS, de Joaquín Vargas, 49 por ciento por Dish Network de Charles W. Ergen y Telmex como socio en los servicios de venta y facturación.

Los abogados de Televisa argumentan que esta sociedad se trata de una “simulación” porque Telmex tiene un papel más relevante que el de simple socio en facturación. Telmex está impedida hasta ahora para dar servicios de televisión restringida debido al candado existente en su título de concesión y que ha generado una fuerte disputa entre la empresa de Carlos Slim y el gobierno de Calderón.

Televisa ha presionado a través de todos los medios posibles para impedir que Telmex ingrese a este mercado que es el de mayor crecimiento anual –arriba del 11 por ciento- y es clave para los servicios de triple play (audio, video e internet).

Desde que la Comisión Federal de Competencia aprobó la sociedad conformada por Dish México esta empresa ha representado una fuerte competencia para el sistema de televisión satelital Sky (el de mayor volumen de ganancias para Televisa), que antes de la existencia de este adversario comercial dominaba hasta en un 95 por ciento en este mercado. La oferta de Dish, más barata y con 6 canales de alta definición, le ha arrebatado cerca de 2 millones 200 mil clientes a Sky.

En buena medida, el noticiario matutino de Carmen Aristegui, con el mayor índice de rating (0.62 puntos en diciembre de 2010, de acuerdo con INRA), retransmitido en la señal de canal 52 de MVS a través de Dish se convirtió en el punto más atractivo de venta para un sector de clase media en Monterrey, Guadalajara y Ciudad de México donde ha penetrado este servicio de forma más acelerada.

No sólo la feroz disputa en el mercado de televisión restringida está en juego. Los comisionados de Cofetel avanzaron en los últimos meses con los ejecutivos de MVS en el refrendo de una buena parte de las concesiones vencidas en la banda de 2.5 Ghz. La empresa de Joaquín Vargas posee el 65 por ciento de cerca de 190 Mhz de esta banda, mientras Ultravisión posee el 13 por ciento y otros socios minoritarios.

Desde hace una década, la Unión Internacional de Telecomunicaciones determinó que este espectro es el ideal para ofrecer servicios inalámbricos de internet en banda ancha, además del servicio de televisión restringida y posiblemente de telefonía móvil. En otras palabras, es importante para el futuro del triple y cuádruple play, el verdadero negocio en las telecomunicaciones.

El Gran Negocio en Juego

La importancia de la banda 2.5Ghz es tal que el propio director jurídico de Televisa, Javier Tejado Dondé, calculó el valor del espectro que posee la familia Vargas en 6 mil millones de pesos, a través de su cuenta de Twitter.

Según relató Mony de Swaan, presidente de la Cofetel, a Proceso, las negociaciones avanzaron mucho a finales de diciembre de 2010 y sólo faltaba la autorización del presidente de la República para que se refrendaran los títulos de concesión de MVS, a cambio que se conformara un consorcio de 5 o 6 operadores, entre los cuales, no estarían ni Telmex ni Televisa.

Así lo explicó De Swaan a Proceso:

“Van y vienen muchas veces las negociaciones hasta que llegan con un modelo de negocios que a mí en lo particular me parece fantástico: se quedan con los 190Mhz, pero creo un consorcio de 5 o 6 operadores, entre los cuales, además, voy a seguir dos condiciones: no voy a invitar a nadie que genere mayor concentración (léase Telmex) y voy a tratar de impulsar inversión extranjera.

“A mí me parece muy bien. MVS seguirá siendo operador y carrier de carriers. Ellos son dueños del espectro, ponen un operador que se puede llamar Erickson o Alcatel y él es que rinde cuentas de que yo uso el espectro, pero también lo comercializo en forma no discriminatoria.

“Además, de estos 190 Mhz puedo dejar 20 Mhz para que este consorcio dé servicios a instituciones públicas como hospitales, escuelas, sistema de protección civil, etc.”

“Nada más nos quedaba pendiente un tema: el del dinero. Mi posición es que le cuesta más a este país dejar pendiente esta banda”.

-¿Quién es el principal beneficiario de que esta empresa no entre? –se le cuestionó al funcionario.

De Swaan dibujó un símbolo: el de Televisa.

-¿Esto beneficiaría a todas las empresas de televisión por cable que no forman parte de los intereses de Canitec?

-Esto sí los beneficiaría. Son cerca de 150 operadores independientes que no forman parte de la Canitec. El tema pendiente es cuánto deben pagar por el refrendo. Algunos decimos que el refrendo debe ser sobre la base de los servicios que se pueden proveer.

La entrevista con Mony de Swann fue a principios de enero, después de que Proceso dio a conocer la existencia de un proyecto para licitar una o dos cadenas de televisión abierta con tecnología digital. Otro proyecto que despertó el recelo de Televisa, la empresa que concentra el 65 por ciento de las señales de televisión abierta.

El tema del refrendo de las concesiones de la banda 2.5 Ghz fue ampliamente expuesto por Carmen Aristegui en la conferencia de prensa que ofreció el miércoles 9 de febrero para plantear que su despido de MVS obedeció a un “berrinche presidencial” y a presiones en materia de telecomunicaciones.

“Asuntos que deberían resolverse con la mayor certidumbre jurídica, en materia de plazos, planes de cobertura, plan de negocios y de inversión terminan siendo asuntos de decisión política y no de las áreas técnicas en la materia”, afirmó Aristegui.

“Es el caso de las concesiones que en la banda de 2.5Ghz tienen varios operadores en el país del que MVS comunicaciones posee la mayoría de ellas. No obstante haber ya desahogado todos los requerimientos técnicos en materia de competencia y de la opinión favorable de algunos comisionados de la Cofetel y de la opinión favorable de la Cofeco, y de tener a la espera –con riesgo de perderlas- cantidades millonarias de inversionistas nacionales y extranjeros…indebidamente, inexplicablemente la decisión se ha retrasado por cinco años”, expuso la conductora.

“La única razón que hoy impide a MVS Comunicaciones desplegar una red nacional de ancho de banda para internet que compita con los grandes conglomerados es total y absolutamente política”, sentenció Aristegui. Y calificó esta situación como una “espada de Damocles” en “la vieja tesis autoritaria de la zanahoria y el garrote”: “te portas bien te refrendo tu concesión. Te portas mal te la detengo o te la niego”.

La presidencia de la República acusó el golpe. Horas después de la conferencia de Aristegui emitió el primer comunicado oficial sobre el caso de la salida de la conductora. Sin especificar el tema del refrendo de la banda de 2.5Ghz, el comunicado de Los Pinos afirmó:

“Las especulaciones sobre supuestas presiones del gobierno federal hacia MVS son falsas. La política y la práctica diaria de comunicación social de este gobierno no se mezclan ni se confunden con la política pública en materia de telecomunicaciones. Las decisiones en ese ámbito se toman con total transparencia y estricto apego a la ley, sin ninguna otra consideración más que la concordancia con los principios de cobertura, convergencia y competencia”.

La “Disculpa Pública” y el Despido

En los círculos cercanos a Felipe Calderón es común calificar a la periodista Carmen Aristegui como “incendiaria”. Así lo han expresado en cuentas de Twitter y en otras redes sociales. Dese su noticiero en la WRadio, propiedad de Televisa en sociedad con el Grupo PRISA, la cobertura informativa de la comunicadora era incómoda tanto para Los Pinos como para la empresa que finalmente acabó por rescindir su contrato en 2008.

Antes de su salida de WRadio, el malestar de Televisa contra Aristegui era claro. Suspendieron la retransmisión de su noticiero en el sistema Sky, argumentando “problemas técnicos”. Les molestaba que llamara Ley Televisa a la serie de contrarreformas que se aprobaron en 2006 por el Congreso y su apoyo a la reforma electoral que se operó en el Senado para prohibir la compra de tiempo-aire, entre otros temas.

La animosidad oficial contra Aristegui no cambió con su ingreso a MVS, en enero de 2009. Los funcionarios del gabinete preferían evadir una entrevista en su noticiero, por sugerencias de la oficina de Comunicación Social de Los Pinos. El descontento se acrecentó por su cobertura al incendio de la guardería ABC o por darle voz a quienes critican la guerra contra el crimen organizado y sus efectos.

El pretexto para presionar a la empresa para pedir la salida de Aristegui de MVS se dio el viernes 4 de febrero. El contexto estaba dado: las negociaciones del refrendo de la banda 2.5Ghz.

Ese día, Aristegui informó sobre el despliegue de una manta en la Cámara de Diputados en la que se leía: “¿Tú dejarías a un borrracho conducir tu auto? ¿No, verdad? ¿Y por qué lo dejas conducir el país?”. En la manta desplegada por el diputado Gerardo Fernández Noroña se ve una foto de Felipe Calderón con los ojos enrojecidos.

La cobertura informativa en MVS Noticias no fue distinta a la de periódicos como Reforma, periódico que publicó la foto, o incluso a los noticiarios como los de Televisa o Milenio TV.

Aristegui comentó que frente este hecho y a los rumores que circulan en las redes sociales (Twitter y Facebook, principalmente), los Pinos debía dar una respuesta “seria, formal, oficial” a la pregunta “¿Tiene o no problemas de alcoholismo el presidente de la República?”.

La frase se retransmitió a lo largo del día en los spots promocionales del noticiario de Aristegui. En el equipo de la comunicadora le llaman donas.

Presidencia de la República sí respondió, pero sugiriendo un texto en el que Aristegui pedía disculpas por haber “ofendido” al primer mandatario y a su familia. El borrador de esa carta, a cuyo acceso tuvo Proceso, planteaba que no existe ningún elemento informativo que acredite el rumor del alcoholismo presidencial. Incluso, sugería un enlace con la reportera de MVS en Los Pinos, con un guión prestablecido.

Una frase de ese escrito, discutido internamente en MVS, es muy similar a la que redactó el columnista Ciro Gómez Leyva, en Milenio Diario. En su artículo “El cuento del alcoholismo de Calderón”, publicado el martes 8 de febrero, el también director de MilenioTV afirma: “Hasta donde sé, el presidente Calderón jamás ha encabezado un acto público en estado de ebriedad… No hay un rastro periodístico para hacer tal insinuación. No es ni siquiera un mito. Es un cuento”.

Aristegui afirmó el 9 de febrero que “la presidencia no respondió a la periodista. De inmediato exigió a los dueños –que no a la periodista- una disculpa pública inmediata por la tremenda osadía”.

“Demostró con ello un grado de irritabilidad e intolerancia que por sí mismas hablan de algún tipo de problemática, que, por supuesto, también deben ser analizada”, abundó la conductora en su rueda de prensa, en Casa Lamm.

El rumor de la salida de Aristegui corrió como reguero de pólvora en Twitter, en la tarde del domingo 6 de febrero. En su cuenta, Alejandro Vargas, responsable de MVS Radio, confirmó la especie: “Sí. ¡Mañana no sale al aire!”. Su frase generó una reacción inmediata entre los suscritos a las redes sociales. El equipo de Aristegui afirmó también que el argumento era que se había violado el código de ética de la empresa.

El lunes 7 de febrero, los radioescuchas amanecieron con la sorpresa de que Aristegui ni siquiera se pudo despedir al aire. Su nombre fue borrado de la página web de MVS. Y un spot de la empresa afirmaba que la conductora “transgredió nuestro código de ética” que prohíbe “la presentación y difusión de rumores como noticias”.

En los blogs, en Twitter, en Facebook, en mensajes vía teléfono celular se convocó de emergencia a un plantón frente a las instalaciones de MVS Radio en la avenida Mariano Escobedo, esquina Copérnico, en la colonia Polanco.

La Reacción Social, el Deslinde de Los Pinos.

En menos de 48 horas, el tema del despido de la periodista y su equipo se convirtió en hashtag (tema de moda a nivel internacional) en la red social de Twitter y decenas de miles de participantes de Facebook se sumaron al grupo “Apoyo Total a Carmen Aristegui”. Más del 80 por ciento de los mensajes atribuían su salida a presiones de Los Pinos y no a una presunta violación al código de ética.

A pesar de ser un día de puente vacacional, el lunes 7 de febrero poco más de 200 personas se reunieron frente a las instalaciones de MVS Radio para gritar “¡Carmen sí, Felipe no!” y a exigir la pronta reinstalación de la periodista. La frase de un cartelón se replicó en todas las redes sociales: “¡Extra, extra. Borracho atropella a periodista Aristegui!”.

El ex coordinador de la bancada del PRD en San Lázaro, Javier González Garza, presente en esa primera manifestación, afirmó que el despido de Aristegui era “una barbaridad”. “Es un chantaje sobre la base de que no le han entregado las concesiones a los de MVS”, afirmó a Proceso.

-¿Cómo calificas estas actitudes del presidente de la República?

-El problema es el sentimiento de ilegitimidad de Calderón. Cuando él se siente ilegítimo, empieza a tratar a los demás de forma denigrante.

Cadenas televisivas internacionales, desde la norteamericana CNN hasta la árabe Al Jazeera, pasando por la BBC de Londres y la sudamericana Telesur, abordaron en sus espacios informativos la salida de Aristegui. El tópico del presunto alcoholismo del primer mandatario mexicano se convirtió en un tema citado en decenas de agencias informativas.

La BBC sintetizó así el contraste del caso:

“El viernes, Carmen Aristegui era una de las periodistas estrellas de la estación de radio MVSNoticias. Tres días después, no quedaba rastro de la conductora en el sitio web de la emisora. Y su voz ha desaparecido de las ondas”.

Parecía una purga al estilo estalinista. MVS tuvo que recular hasta el miércoles 9 de febrero, cuando el nombre de Aristegui volvió a aparecer en los promocionales de la compañía.

La vocera oficial de Los Pinos, Alejandra Sota, deslindó a la presidencia de la República. A la cadena CNN le declaró: “No interferimos en lo absoluto para que MVS tomara la decisión que tomó”. Y agregó una frase que despertó más suspicacias: “Es una decisión que tomó la empresa y nos la comunicaron una vez que fue tomada”.

¿Desde cuándo una empresa “comunica” a Los Pinos la salida de una conductora?, se preguntaron decenas de personas en las redes sociales.

Los pronunciamientos de solidaridad con Aristegui se fueron sumando a las protestas en redes sociales. En la Cámara de Diputados, el tema generó dos horas de debate entre el PAN y el PRI. La coordinadora priista Beatriz Paredes declaró que Aristegui se convirtió en “símbolo” de la libertad de expresión. El ex candidato presidencial perredista Andrés Manuel López Obrador mandó un mensaje de apoyo a la comunicadora a través de Twitter y la Secretaría de Gobernación, a través del subsecretario Héctor Villarreal, insistió que el gobierno calderonista “no hace canjes ni insinuaciones”, en referencia a las presuntas presiones a cambio de refrendar las concesiones de MVS.

La Asociación Mexicana de Derecho a la Información (AMEDI), encabezada por Raúl Trejo Delarbre, afirmó en un comunicado que con la salida de Aristegui “todos perdemos” y le sugirió a MVS enmendar su decisión.

“Al preferir la vía de las presiones privadas, el gobierno reedita los peores tiempos de las relaciones autoritarias entre el poder político y los medios de radiodifusión”, afirmó la AMEDI.

Aristegui, el Contragolpe

Dos días después de estar fuera del aire, Aristegui ofreció su versión en la Casa Lamm, de la Colonia Roma, en un evento cubierto por decenas de periodistas y corresponsales extranjeros y cientos de simpatizantes que coreaban consignas a su favor, sobre la avenida Alvaro Obregón.

Aristegui leyó un pronunciamiento de casi diez cuartillas donde confirmó que su salida se debió a un “berrinche” del primer mandatario, calificó como “falso” que hubiera violado un código de ética que ella misma llevó al ingresar a MVS, consideró que se trató de una “coartada” para presionar a la empresa y reiteró su derecho a realizar la misma pregunta que lanzó al aire el viernes 4 de febrero.

“¿Qué clase de democracia es ésta que por un comentario editorial que irritó al gobernante se le corta la cabeza a quien opinó? ¿Por qué desde el poder político pueden llevar las cosas al extremo, escalando el conflicto, deliberadamente, hasta lograr hacerle las cosas imposibles tanto al empresario como a la periodista ocasionando la ruptura?”, se preguntó.

La periodista se dirigió al presidente de Grupo MVS y afirmó: “Joaquín Vargas sabe perfectamente que yo no infringí ningún código de ética, sabe lo que sucedió, sabe que fue una coartada”.

Y planteó una posible solución para permitir su reinstalación en MVS. “Estoy dispuesta a regresar al aire este próximo lunes, siempre y cuando se cumpla con la condición básica y única. Que MVS anuncie que retira de forma oficial el comunicado oficial emitido junto con mi salida” y pidió que se publique otro en donde se defienda su integridad ética y profesional.

Tras la conferencia de Aristegui, MVS informó al día siguiente, a través de su vocero Felipe Chao, que en “los próximos días” responderá a la sugerencia de la periodista. El sitio web de la empresa sufrió durante la tarde y la noche del miércoles un ataque de hackers en señal de protesta. El nombre de la comunicadora volvió a aparecer y se difundió parte del texto que leyó la periodista, en especial, la parte referente a las concesiones de la banda 2.5Ghz.

Este fue justo el tema que mereció una larga editorialización de los comunicadores que participan en el programa Tercer Grado, en el Canal 2 de Televisa.

Aristegui y MVS dejaron de ser innombrables en esta mesa de comentarios y desahogos. Leopoldo Gómez, vicepresidente de Noticias de Televisa, afirmó que el asunto de la banda 2.5Ghz “parece clave”. Gómez se lamentó porque Aristegui mezclara “los temas estrictamente periodísticos y de libertad de expresión con una defensa incluso del cumplimiento de las condiciones técnicas de la concesión ésta del 2.5 y al mezclar esos intereses empresariales con los periodísticos queda en una posición complicada, ¿no?”.

Gómez repitió la frase que emitió el comunicado de la presidencia de la República donde afirmó que “nosotros nunca hemos mezclado los temas de la comunicación social del gobierno federal con los temas de telecomunicación”.

Hasta el cierre de esta edición, informes internos de MVS revelan que la respuesta a la periodista se dará en breve y que, posiblemente, se aceptará que Aristegui retorne a principios de marzo. Las mismas fuentes afirman que las presiones se han acrecentado sobre la empresa.

Telmex-Televisa, la Disputa

En medio de esta disputa, la compañía de Carlos Slim, socio de MVS en Dish ha mantenido un extraño silencio, pero el 11 de febrero el columnista de negocios Alberto Aguilar informó en su columna de El Universal que Televisa no sólo presentó un recurso de amparo ante la Comisión Federal de Competencia sino que también demandará en Televisa.

“Hoy le confirmo que Televisa se apresta también a realizar acciones legales en Nueva York contra Dish Network y Telmex”, afirmó el autor de “Nombres, Nombres y Nombres”. Ni Televisa ni Dish han confirmado esta versión.

Frente a la denuncia que la empresa de Azcárraga Jean presentó ante la Comisión Federal de Competencia este organismo antimonopolios afirmó a Proceso que “nada impide a Televisa solicitar una investigación contra sus adversarios por ‘posibles prácticas anticompetitivas’, pero eso lo tiene que corroborar la CFC”.

Para la oficina de comunicación social de la CFC el tema de la sociedad en Dish “quedó cerrado” desde 2009.

Otra versión que surgió entre las agencias comerciales es que, en represalia, las compañías Telmex-Telcel, ambas de Carlos Slim, analizan suspender sus campañas publicitarias en los canales de Televisa.

Si se confirmara esta estrategia, Televisa puede perder a dos grandes compañías que, tan sólo en 2009, invirtieron casi 2 mil 500 millones de pesos en publicidad en televisión, 70 por ciento de esos recursos para la empresa de Azcárraga Jean.

Según el reporte de KP Alazraki Central Media, Telcel es el tercer cliente que más invirtió en publicidad televisiva con un total de 2 mil 356. 8 millones de pesos, mientras Telmex es el cliente número 14 con una inversión de 1 mil 117.6 millones de pesos.

Mexican media's balancing act: Al Jazzera

http://english.aljazeera.net/indepth/features/2011/02/201121316295645310.html

miércoles, febrero 09, 2011

Carta íntegra de Carmen Aristegui, tras su despido de MVS Noticia


Versión íntegra de la carta de Carmen Aristegui, tras su despido de MVS Noticias



Muy buenos días amigos ciudadanos, colegas y periodistas…

Me permitiré dar lectura a un texto que he escrito para asumir una postura pública sobre mi despedida del noticiero matutino de Noticias MVS ocurrida este fin de semana, asunto que ha generado múltiples muestras de solidaridad que desde aquí agradezco. Este es un suceso que, si bien afecta la vida profesional y laboral de un grupo de personas, entre las que me incluyo, tiene una trascendencia mayor a ese mero alcance limitado.

Sobre lo que quiero pronunciarme es sobre el alcance mayor de este evento, que impacta de maneras diversas a la sociedad mexicana. Una sociedad que en estos días y horas ha dado muestras de determinación y capacidad de respuesta frente a un hecho que agravia y que lesiona sus derechos fundamentales. La vigorosa, fuerte y decidida voz de miles de personas en las redes sociales –Twitter, Facebook-, otras modalidades y las manifestaciones en las calles son, en sí mismas, un gran acontecimiento. La gran noticia de que estamos vivos. De que los mexicanos a pesar de la espiral de violencia, muerte y horror que nos acompaña todos los días estamos aquí para reconocernos en el espejo y luchar por un México mejor.

Agradezco todas estas expresiones y celebro aquí, entusiasmada, su existencia y el signo vital que las acompaña. Abrazo a quienes en todos los tonos y con diferentes lenguajes se han manifestado en contra de lo que es a todas luces un hecho autoritario, desmedido e inaceptable. Un hecho así, sólo es imaginable en las dictaduras que nadie desea para México. Castigar por opinar o por cuestionar a los gobernantes.

El tema nos pega a todos. No sólo nos afecta a nosotros como profesionales, y a los ciudadanos a los que se les quita un espacio, se afecta también a este medio de comunicación y al grupo empresarial que desarrolla diversas actividades productivas a favor del país.

Este grupo está encabezado por una familia a quien estimo y valoro. Fundada por uno de los hombres más queridos y respetados de la industria, como fue Don Joaquín Vargas Gómez. Lamento sinceramente que sus nombres estén siendo acribillados con insultos en las redes sociales por la decisión tomada.

El pasado viernes 4 de febrero, en mi libre derecho a la expresión formulé un comentario editorial que aludía a un incontrovertible hecho noticioso. A raíz de lo ocurrido en la Cámara de Diputados el día anterior, cuando un grupo de legisladores exhibió una manta con la foto de Felipe Calderón con los ojos enrojecidos en la que se leía: “¿Tú dejarías a un borracho conducir tu auto? ¿No, Verdad? ¿Y por qué lo dejas conducir el país?" , naturalmente se produjo una gran rispidez que orilló a suspender la sesión en el recinto legislativo.

Había ahí ya una historia que contar a nuestras audiencias. Mi compañero Omar Aguilar presentó con gran profesionalismo ese hecho noticioso con pulcritud, con claridad y con suficiencia, jamás ocultó ni la manta, ni el contenido de la manta, ni a los autores de la manta, ni truqueo nada para que televidentes y radioescuchas no se enteraran de lo que decía la manta. No trampeó a nadie y presentó al público, como el público merecía, todas las expresiones que en diferentes sentidos se emitieron al respecto. Nuestro auditorio quedó perfectamente informado del acontecimiento y con elementos suficientes para hacer su propia valoración.

La información presentada me sirvió a mí de base para formular el citado comentario editorial: “Dejemos a un lado la caricatura, tomemos el asunto con seriedad”, e hice algunas otras consideraciones. Terminé con un cuestionamiento formal a las autoridades: “¿Tiene o no problemas de alcoholismo el presidente de la República?”

Yo no tengo manera de corroborarlo pero, si fuera el caso, sería algo delicado que debiéramos saber. No hay nada de ofensivo en la interrogante, especialmente si se trata de algo que, de existir, afectaría por su naturaleza la toma de decisiones que impactan en todo momento a millones de personas en el país.

El comentario editorial cerraba diciendo que el tema –y dada su exposición pública a través de la manta de los legisladores – merecía una respuesta sería, formal y oficial de la propia Presidencia de la República.

La Presidencia no respondió a la periodista, de inmediato exigió a los dueños –que no a la periodista- una disculpa pública inmediata por tremenda osadía.

Demostró con ello un grado de irritabilidad e intolerancia que por sí mismas hablan de algún tipo de problemática, que por supuesto, también debe ser analizada.

Reconozco que el cuestionamiento era duro, pero de ningún modo injurioso o difamatorio, tampoco se transgredía en ningún punto al código de ética que ha sido aludido. Era simple y llanamente la formulación de una pregunta válida. Pregunta hecha por una periodista cuya intención quedaba perfectamente delimitada.

El estado de salud y grado de equilibrio de un mandatario, por supuesto que es un asunto de claro interés público. La sociedad mexicana tiene derecho a saber con certeza, sin ofensas, sin caricaturizaciones, sobre las condiciones de salud de quien ha tomado y seguirá tomando todos los días decisiones gravísimas que impactan sobre el destino de una nación. Y vaya que sí ha impactado el destino de la nación las decisiones tomadas desde Los Pinos en este sexenio.

El motivo de mi despido, se dijo, fue haberme negado a ofrecer una disculpa y transgredir el código de ética, cosa que es falsa y se convirtió sólo en una coartada. En este momento no sólo no rectifico, ni me disculpo, porque no hay nada que disculpar; por el contrario, ratifico la pertinencia de que la presidencia de la República se manifieste al respecto.

Lamento si personalmente que el presidente y su familia se hayan sentido ofendidos por el cuestionamiento. No hay en la formulación de mi pregunta ninguna intención o ánimo de ofender. Lamento que ellos se sientan ofendidos, pero aún así, la pregunta sigue vigente.

El ejercicio del poder hace que las figuras públicas sean sujetas de escrutinios e interrogantes a los que no estarían sujetas otras personas por razón, precisamente, de sus responsabilidades y del impacto de sus decisiones. En una democracia esto forma parte del juego.

¿No tuvo Bill Clinton que hablar del semen depositado en el vestido azul de una muchacha ante una audiencia de millones de personas? ¿No acaso el estado de salud de Dilma Rousseff fue motivo de debate público antes de llegar a ser la presidenta de Brasil? ¿Acaso no son las francachelas y excesos de Silvio Berlusconi materia del debate nacional? ¿Por qué en México los empresarios de los medios pueden ser sometidos a presiones indebidas para que silencien a sus comunicadores? ¿Por qué la sociedad mexicana se tiene que conformar con una sola visión de las cosas? ¿Por qué fatalmente tenemos que vivir con la existencia de un duopolio televisivo que no sólo envilece las pantallas con programas denigrantes y nocivos como los de reciente estreno, sino que es ya en sí mismo un poder que ha dañado la vida democrática nacional?

¿Por qué México está entrampado en una espiral de degradación e infamia sin que hagamos nada al respecto? ¿Por qué seguimos dejándolos conducir de esta manera al país?

¿Qué clase de democracia es ésta que por un comentario editorial, que irritó al gobernante, se le corta la cabeza a quien opinó? ¿Por qué desde el poder político pueden llevar las cosas al extremo, escalando el conflicto, deliberadamente, hasta lograr hacerle las cosas imposibles tanto al empresario como al periodista ocasionando la ruptura?

La pregunta es: ¿Cómo es que pudieron elevar, desde Los Pinos, el grado de exigencia pidiendo casi la humillación por un hecho absolutamente sobredimensionado? ¿Cómo es que a un empresario a quien tenemos como decente lo llevaron a comportarse de esta manera? ¿Cómo pudieron lograr que se sintiera obligado a tal punto como para exigirme la lectura de una carta –obviamente no escrita por mí, en términos que me eran ajenos y que por supuesto no empataban con lo que dicta mi conciencia- para calmar la ira presidencial?

Una exigencia de la lectura indigna de esa carta que quien me lo formuló sabía de antemano que yo la rechazaría. Se llegó a ese extremo por el grado de vulnerabilidad en el que quedan quienes tienen negocios o concesiones en el mundo de las telecomunicaciones y los medios de comunicación. En este caso hay un conjunto de concesiones en juego y la resolución final sobre lo que pase con ellas se encuentra en el cajón del Presidente.

Lo que debería ser técnico, jurídico y legal, en realidad es un asunto político y discrecional. La aprobación que ha pasado por todos los filtros legales y técnicos está sujeta a los poderes dominantes en las telecomunicaciones, cuyo poder desmedido impide la entrada de nuevos competidores y a los que existen les hace la vida imposible.

Persiste hasta nuestros días, un elemento que condiciona y distorsiona la relación de los medios con el gobierno que es la discrecionalidad política en la toma de decisiones en materia de refrendo y otorgamiento de concesiones en el ámbito de las telecomunicaciones. Es ésta una de las razones fundamentales por las cuales en México no se despliega a plenitud un derecho fundamental como la libertad de expresión.

Asuntos que deberían resolverse con la mayor certidumbre jurídica, en materia de plazos, planes de cobertura, plan de negocios y de inversión, terminan siendo asuntos de decisión política y no de las áreas técnicas en la materia. Es el caso de las concesiones que en la banda de 2.5 GHz tienen varios operadores en el país del que MVS Comunicaciones posee la mayoría de ellas.

No obstante haber desahogado todos los requerimientos técnicos en materia de competencia, y de la opinión favorable de algunos comisionados de la Cofetel, de la opinión favorable de la Cofeco, y de tener a la espera –con riesgo de perderlas- cantidades millonarias de inversionistas nacionales y extranjeros a pesar de tener todo en regla y un mercado demandante.

Inexplicablemente, la decisión se ha retrasado por cinco años. Teniendo todo en regla, no hay razón técnica, jurídica, ni económica, que hoy no este satisfecha. La única razón que hoy impide a MVS Comunicaciones desplegar una red nacional de ancho de banda para Internet que compita con los grandes conglomerados es total y absolutamente política.

Se coloca como una espada de Damocles en la vieja tesis autoritaria de la zanahoria y el garrote: Te portas bien, te refrendo la concesión. Te portas mal, te la niego. Este es el ambiente de presión en el que se desenvuelve la relación no sólo de concesionarios con el gobierno, sino es el ambiente en el que se desenvuelve el trabajo y el desempeño de cientos de profesionales en su relación con las empresas de comunicación.

Esa es la batalla diaria. En la medida en que los comunicadores y los empresarios batallan frente al gobierno, las audiencias ganan o pierden información. Lo más grotesco y paradójico es que los únicos beneficiados de esta herencia del viejo régimen son los grandes monopolios que ahora son capaces de mantener este diseño para evitar nuevos competidores.

Y aquí aparece de nueva cuenta la enorme responsabilidad de un poder legislativo que ha preferido el mantenimiento de reglas no escritas en lugar de una legislación moderna que de certidumbre jurídica a los empresarios, que tutele los derechos de los periodistas y garantice el acceso a la información de todos los ciudadanos.

Agradezco desde aquí el debate y los pronunciamientos que desde el Congreso se hicieron ayer por parte de los legisladores sobre el caso de nuestra despedida del noticiario; sin embargo, no sirve mucho a la democratización de los medios de comunicación condenar la censura por un hecho como este, al mismo tiempo que se coexiste con leyes que podrían y deberían ser modificadas en beneficio de toda la población y no de unos cuantos.

Sobre este ambiente de presión del gobierno hacia algunas empresas de comunicación actúa un fenómeno aún más grave que el antiguo control estatal sobre los medios. Se trata del debilitamiento del Estado y de sus instituciones por virtud de una supeditación política que parte desde el presidente de la República, atraviesa las Cámaras, amplias franjas del Poder Judicial, órganos reguladores a manos de nuevos poderes informales o fácticos que han logrado imponer su lógica de chantaje e intimidación, que los ha llevado a niveles de audacia y en un cálculo de poder, para sustituir –por lo menos parcialmente a poderes de la República.

Ahí está, por ejemplo, una tele bancada en el Congreso, algunos sujetos reguladores capturadas por sus regulados. Como nunca en la historia del Estado mexicano se han dejado crecer a estos poderes en México, que han llegado al punto, a la osadía, diría yo, de querer también apropiarse de la propia presidencia de la República. De otra manera no se explicaría la multimillonaria inversión que han hecho de construirle una candidatura presidencial al gobernador mexiquense.

El trasfondo de lo sucedido en nuestro caso y que ha generado todas estas reacciones tiene que ver, precisamente, con este clima. Por esa razón es que una empresa decide, en sentido contrario a sus intereses, cancelar en el momento de mayor expansión, de mayor prestigio, de mayor influencia, un espacio de información crítica, de debate y opinión, que ha sido valorado por anunciantes y audiencias. Por eso toma una decisión suicida.

Como tantas obras ésta es una empresa sometida indebidamente a una presión incompatible con un régimen democrático y de Estado de Derecho. Mientras no cambiemos las estructuras que están en la base de esta relación insana, los espacios con influencia crítica se ven permanentemente hostilizados y en su conjunto los medios de comunicación terminan por estandarizar o uniformar sus coberturas informativas. Se achata la libre opinión, se merma el debate y se inhibe la conducta crítica. Eso daña seriamente la democracia y, por supuesto, los derechos fundamentales de las y los ciudadanos de este país.

¿Y bueno, me dirán, ahora que hacemos con lo sucedido? Aceptamos lo sucedido, que no le viene bien a nadie, u optamos por la ética de la responsabilidad y buscamos un camino? Sin claudicar pero sin exigir que el otro se arrodille.

Joaquín Vargas sabe perfectamente que yo no infringí ningún código de ética, sabe lo que sucedió, sabe que fue un coartada, sabe, porque las sufre todos los días, de las razones verdaderas que están detrás de la decisión que está a punto de costarnos la cabeza, y digo a punto porque voy a plantearle una salida, digna, decorosa e inteligente. Ya sabrá si la toma.

Joaquín sabe como pocos de lo que yo estoy hablando. Le digo a MVS que no le demos el gusto a los que saborean este fracaso.

Lo sucedido entre el viernes y el fin de semana entre Los Pinos, nuestras oficinas, no sé si también otras -La Destilería y el Meridien-, es algo que no se merece nadie, que nos daña a todos, y que para lo único que va a servir es para el desahogo absurdo de un berrinche presidencial y para beneplácito de los que prefieren que nadie compita, que nadie cuestione o que se cuestione poquito.

No se lo merece un grupo de profesionales que estaba haciendo su trabajo que se ve brutalmente interrumpido. No se lo merecen, por supuesto las audiencias, no se lo merece la familia Vargas porque han sido colocados en una disyuntiva perversa en donde tienen que calibrar como grupo empresarial qué les cuesta más frente al gobierno y poderes que lo presionan: si la cabeza de Aristegui o la banda de los 2.5 gigahertz. No se lo merece el país.

La Asociación Mexicana de Derecho a la Información, a la que pertenezco y que preside el maestro Raúl Trejo Delarbre ha dicho que la salida nuestra del aire es una pésima noticia para la sociedad mexicana. La decisión tomada es desafortunada para todos. “Pierde MVS, cuya independencia editorial queda en entredicho debido a la suspensión de este espacio; pierde la periodista y su amplia audiencia. Pierde la Presidencia de la República, de donde surgieron las exigencias para que Carmen Aristegui se disculpara por el comentario que hizo el viernes 4 de febrero”.

AMEDI exigió a la Presidencia “que con hechos, y específicamente en este caso, garantice el derecho a la libertad de expresión, así como el derecho de los ciudadanos a la información”. Solicitó a MVS “que reconsidere el despido de Aristegui”. Y es exactamente lo mismo que solicito yo a ellos ahora desde aquí.

El país no está más para seguir perdiendo los espacios que hemos ganado; el país no está para que se nos sigan regateando los derechos que nos pertenecen. México atraviesa por un momento crítico, el nivel de descomposición, de violencia y de debilitamiento institucional es profundamente grave… como para quedarse parado… No nos puede ganar el pasmo cuando el futuro de México se ha ensombrecido. Nos necesitamos informados, en alerta, críticos, no nos podemos dar el lujo de tirar por la borda lo ganado ¿A cuenta de que lo justificaríamos?

Nuestra transición democrática ha adquirido un cariz trágico. Los niveles de violencia, de descomposición y de degradación de la vida pública están llegando a niveles de escándalo. La clase política mexicana, que no ha estado a la altura de los retos y desafíos nacionales, parece no darse cuenta del avance de estos nuevos fenómenos de poder que la han carcomido y debilitado como nunca antes. ¿Dejamos que sigan avanzando sin contraponer una fuerza social que, por lo menos los identifique, los discuta y los analice?

¿Nos quedamos a la sombra de políticos sometidos a intereses particulares porque antes que gobernar bien, hay que salir en la tele… o de gobernantes timoratos e irresponsables que lejos de atemperar concentraciones monopólicas, las han hecho crecer más creando monstruos de poder que los tienen sometidos y frente a los cuales no se atreven a dar ni un paso.

Esta mañana hago un llamado para revertir los efectos de este hecho ominoso. Yo tiendo la mano y escucho a los que están en la calle y me dicen “tienes que regresar”. Estoy dispuesta a regresar al aire este próximo lunes, siempre y cuando se cumpla una condición básica y única: Que MVS anuncie que retira de forma oficial el comunicado emitido junto con mi salida en el cual afirma falsamente que “transgredí nuestro código de ética y que promoví la difusión de rumores como noticias”.

Como consecuencia de ello, pido que se publique otro comunicado oficial de la empresa en donde la valoración sobre mi integridad ética que pretendieron dejar en entredicho quede resarcida.

Si MVS acepta hacerlo, se reconocerá tácitamente la naturaleza real de lo sucedido. Eso sería suficiente.

Joaquín lo sabe muy bien. Mi integridad profesional y ética nunca estuvo en entredicho realmente, que fue una coartada para tomar una decisión que le imponían, que el verdadero problema está en otro lado. Regresemos al aire y quedará evidenciado.

La Presidencia tendrá que hacer una valoración de lo sucedido. Serenamente. Sin odios. Con la seriedad que implica tomar decisiones a nombre de los otros, y aceptando, aunque no agrade, que los ciudadanos y los periodistas tenemos derecho a preguntar, inquirir y criticar sobre lo que juzguemos pertinente.

Estoy aquí para hacer este llamado, para revertir un hecho ominoso como el que sucedió, de manera digna, decorosa e inteligente, apostando por la verdad pero sin romper lo construido.

Mi estimado amigo Jorge Ramos escribió un texto magnífico que tituló “El derecho a preguntar”, recordaba ahí a la maestra Oriana Fallacci quien decía que no debía existir ninguna pregunta prohibida. Todo se puede preguntar, con mayor razón si se trata de preguntarle a gente con poder.

Jorge contaba también de una entrevista realizada al presidente Vicente Fox, había interrogantes en el ambiente de por qué aparecía desanimado, sin ímpetu, sin grandes propuestas. El periodista le preguntó al mandatario, sin alimentar rumores: “¿Toma Prozac?” Fox miró al periodista y contestó simplemente: “No”. Por supuesto no le gustó la pregunta, pero la contestó. Tal como escribió Ramos: No hay pregunta prohibida. No hay pregunta tonta. Y cuando surge la oportunidad hay que hacerla, aunque sea la última vez.

A partir de aquí cierro mi comentario, no agregaría más porque el planteamiento esta formulado y lo que resta es esperar la respuesta…

Gracias a todos y buenos días.

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