lunes, enero 07, 2008

Censura deprisa, deprisa

PERIODISMO-MÉXICO
Censura PRISA, de prisa

Por Diego Cevallos


MÉXICO, 7 ene (IPS) - En los últimos siete años en México fueron asesinados 35 periodistas y otros seis están desaparecidos, en 2007 se abrieron 84 expedientes por denuncias de agravios y al comenzar 2008 fue despedida la conocida conductora radial Carmen Aristegui, crítica de los poderes fácticos y constituidos.

Ante estos datos, muchos analistas se preguntan si en este país hay de verdad plena libertad periodística, como sostiene el gobierno del conservador Felipe Calderón.
"El saldo de la libertad de expresión es poco alentador y no vemos en el panorama nada que pueda revertirlo. Por el contrario, podría agravarse", dijo a IPS la mexicana Aleida Calleja, vicepresidenta de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (Amarc).
También José Antonio Crespo, politólogo del Centro de Investigación y Docencia Económicas, comentó que "muchos se preguntan (ahora) con inquietud sino se habrá iniciado un proceso de regresión en lo que hace a la libertad mediática (en medios de comunicación)".
La derrota en las urnas en 2000 del Partido Revolucionario Institucional, tras 72 años de permanecer de modo consecutivo en el gobierno de México, abrió mayores espacios de libertad a los medios de comunicación. Sin embargo, los nubarrones no se despejaron.
Aristegui, conductora del noticiero "Hoy por Hoy" de W Radio, anunció el viernes que ese era su último programa luego de cinco años de trabajo, pues el consorcio de medios de comunicación Televisa, controlado por la familia Azcárraga y dueña de la frecuencia, había decidido no renovarle el contrato con el argumento de existir entre las partes una "incompatibilidad editorial".
Televisa Radio agrupa a 17 estaciones de AM y FM en seis ciudades de México, su programación se emite en casi 90 emisoras que cubren casi todo el país y forma parte del Grupo Latino de Radio.
El español Grupo Prisa adquirió a comienzos de esta década 50 por ciento del paquete accionario de la división radio de Televisa, cuyo formato W Radio se repite en Colombia, Chile, Panamá, Los Ángeles y Miami.
Esta periodista había ganado prestigio por dar voz a la izquierda, a los movimientos sociales y a las víctimas de violaciones a sus derechos, entre otros sectores con poco acceso a los medios, y por seguir con tono inquisitivo en temas espinosos que salpican a la Iglesia Católica y a los poderes económicos y políticos, incluidos entre ellos las poderosas y dominantes cadenas de televisión Televisa y TV Azteca.
Calleja, vicepresidenta de Amarc y ex representante de esa organización en México, opinó que la salida de Aristegui del cuadrante radial es parte de un proceso dirigido a "asfixiar a las voces críticas y plurales que aún quedan en los medios de comunicación electrónicos, donde la libertad es escasa y la concentración amplia".
Siete de cada 10 televidentes mexicanos sintonizan canales de Televisa, mientras dos ven los del emporio TV Azteca. En radiodifusión, la oferta se concentra en unos 13 grupos empresariales, siendo los más poderosos lo que pertenecen a esas mismas cadenas de televisión.
En la prensa mexicana la situación es diferente, pues existe un universo de opciones donde las críticas a los poderes se ejercen con relativa libertad.
Según afirma el gobierno de Calderón, en este país hay plena e irrestricta libertad de expresión y prensa.
El amplio poder que tienen Televisa y TV Azteca afecta a la democracia y no es sinónimo de libertad de expresión, "pero no parece haber forma por ahora de acabar con ese problema", se lamentó Calleja.
En septiembre, el parlamento mexicano soportó presiones y puso como contra la pared a los poderosos medios de comunicación electrónicos, al aprobar una reforma que privó a ese sector de las millonarias sumas que recibían en las campañas electorales a través de los contratos de propaganda política.
Los legisladores prometieron que en marzo de este año tendrán lista una norma dirigida a romper los monopolios existentes en la radio y la televisión, pero no hay señales claras de que cumplirán su cometido, mientras los aludidos emprendieron fuertes críticas contra los diputados.
Lo mismo hicieron esas televisoras con los miembros de la Suprema Corte de Justicia, que en junio declaró inconstitucional una norma sobre radio y televisión aprobada por el Poder Legislativo bajo presión y que favorecía ampliamente a los poderosos medios electrónicos.
La periodista Aristegui, quien además es columnista en el diario Reforma y tiene un programa de entrevistas en la cadena de noticias estadounidense CNN en su versión en español, mostró públicamente su desacuerdo con sus colegas de Televisa y TV Azteca por oponerse a las reformas electorales y a la resolución de los jueces y se pronunció por democratizar el sector.
Televisa tiene la facultad para tener los conductores que desee, pero no en detrimento de la libertad informativa y del derecho de la ciudadanía a escuchar voces diferentes, dijo Miguel Granados, columnista del diario Reforma y del semanario de izquierda Proceso.
La salida de Aristegui de la radiodifusora W, de Televisa, añadió leña a los problemas que afectan el ejercicio del periodismo en México.
Estudios de la estatal pero independiente Comisión Nacional de Derechos Humanos indican que 35 periodistas murieron asesinados y otros seis desaparecieron entre 2000 a 2007. La mayoría de esos casos están relacionados a acciones de narcotraficantes que se vieron afectados por revelaciones o denuncias hechas por comunicadores.
En 2007, la Comisión abrió 84 expedientes sobre igual número de quejas de periodistas que reportaron haber sido agraviados en el libre ejercicio de su profesión, ya sea por sus empleadores o por el producto de sus reportajes.
"El peligro que enfrentan los periodistas en México es alto, así como la impunidad que rodea a todos los crímenes de colegas y al escaso o nulo interés del Estado en aclararlos", sentenció la vicepresidenta de Amarc.
La organización Reporteros sin Fronteras (RSF), con sede en Francia, difundió en octubre su lista anual de países por nivel de respecto a la libertad de prensa, de mayor a menor. En el caso de América Latina y el Caribe, Cuba (puesto 165) y México (136) aparecen en ese orden como los que presentan más problemas.

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