16 de abril de 2008
SAN JUAN COPALA, EL UNIVERSAL.- Radio Copala, La voz que rompe el silencio, "nunca será acallada", aseguran los compañeros de Felícitas Martínez Sánchez y Teresa Bautista Merino, asesinadas en una emboscada el pasado 7 de abril, crimen cuya autoría intelectual los locutores atribuyen a los líderes del Partido Unidad Popular (PUP): Heriberto Pazos, Rufino Merino Zárate -ex diputado local- y Marcelino Bautista.
"Las mataron porque despertaban la conciencia del pueblo", asienta Adolfo Ramírez Martínez, mientras enjuga sus lágrimas en un rincón del viejo caserón desde donde transmitían las periodistas comunitarias.
Radio Copala nació en enero pasado, al celebrarse el primer aniversario de la creación del ayuntamiento autónomo de esta localidad triqui. La "artera emboscada -dice el locutor Adolfo Ramírez- no acallará nuestra voz".
Felícitas y Teresa, de 22 y 24 años de edad, respectivamente, sobresalieron en una sociedad marcada por el machismo, "gracias a la oportunidad que les dio el gobierno autónomo".
Dan nombres de presuntos asesinos
"Sentimos indignación porque la policía aún no detiene a los asesinos intelectuales y materiales", señala don Tiburcio Martínez, padre de Felícitas y profesor del Centro de Integración Social local.
El día que las emboscaron, ambas habían acompañado al auxiliar del Registro Civil de la localidad, Faustino Vásquez Martínez, a la comunidad de Llano Juárez, "para promover la primera radio comunitaria de los triquis".
Aquí, en este pueblo donde los jóvenes se agolpan en el local donde funcionó hace años la oficina de correos y desde donde se difunde por el 94.9 de FM La voz que rompe el silencio, todos saben los nombres de los asesinos.
"Los autores intelectuales son los líderes de Unidad Popular (Heriberto Pazos, Rufino Merino Zaragoza y Marcelino Bautista López) y los que jalaron el gatillo fueron los hermanos Manuel y Carmelo Domínguez Ortiz, de Rastrojo, y Paulo Guzmán Ramírez, de Paso del Águila", sostienen los compañeros de las jóvenes asesinadas.
En la profundidad del silencio y con la mirada hacia las montañas donde derramaron la sangre de ambas locutoras, el padre de Felícitas apunta: "No quiero venganza, sólo pido justicia".
"Ellas no cometieron ningún delito, solamente orientaban a los pueblos triquis en aspectos de salud, organización y que reclamaran sus recursos que se quedan en manos de los líderes corruptos", explica, por su parte, el locutor Bernabé Cruz.
Aquí, donde el pueblo en asamblea prohibió la presencia de los partidos políticos "porque sólo nos dividen", La voz que rompe el silencio se convirtió "en una amenaza para esos líderes corruptos, por eso las mataron".
Impunidad, la norma
Pese a ambas muertes, que se inscriben en el clima de violencia e impunidad que vive la región triqui, "nadie nos silenciará", dice el locutor Adolfo Ramírez. "Ni nos callarán ni nos meterán miedo", exclama desafiante.
Los jóvenes herederos de la palabra que difundían Felícitas y Teresa, están consternados, pero creen que la presencia militar o policiaca "no resolverá el problema de la violencia, sólo la agudizará", señalan.
"El pueblo no quiere a los soldados, pues hace años se ensañaban con los jóvenes y se robaban a las mujeres; quiere vivir en paz y con justicia", abunda por su parte don Tiburcio, padre de Felícitas.
Frente a la computadora "comprada con el apoyo del pueblo", dos muchachos, casi niños, Macario Bautista y Felipe Ramírez, de 14 y 16 años de edad, respectivamente, manipulan el equipo y envían saludos a las comunidades.
"Nosotros vamos a seguir adelante. Es el mejor homenaje que podemos hacerle a nuestras compañeras", dicen con una asombrosa seriedad, encerrados en ese edificio de piedra y techo de asbesto ubicado cerca del palacio municipal.
Los jóvenes locutores, capacitados con la ayuda del Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos (Cactus), de Huajuapan de León, quieren que las investigaciones sobre las muertes las realice el gobierno federal.
Mientras tanto, dice Bernabé Cruz, "seguiremos con nuestra labor de orientación, de rescate de nuestra cultura y defensa de nuestra lengua. La voz que rompe el silencio seguirá despertando conciencia".fd
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