viernes, enero 11, 2008

Comunicación Social no debería establecer convenio alguno de publicidad con empresas informativas que no brinden las prestaciones sociales mínimas a sus trabajadores
El fin es el medio

Sarelly Martínez Mendoza


Mario Francisco Álvarez Cancino, reportero de nota roja de Diario de Chiapas, se convirtió en noticia la madrugada del 24 de diciembre cuando al fotografiar un torton, que transportaba hongos alucinógenos, fue arrollado por un automóvil Corsa.

El conductor del Corsa, con más alcohol en la sangre que una botella de Pedro Domecq, esquivó el cordón de protección policial, y en su zigzagueante carrera embistió al periodista y a un policía sectorial.

Los atropellados resultados con las piernas rotas y lesiones diversas en el cuerpo.

La Navidad para ambos, en lugar de transcurrir en la casa de algún familiar, fue en un hospital, pero el culpable, habiendo pagado 30 mil pesos de fianza, pudo regresar a su casa para la cena de Nochebuena.

Mario Francisco desde ese día no ha vuelto a caminar. Está en una cama con clavos en sus piernas. Los médicos le han dicho que el tratamiento puede prolongarse hasta un año.

De su empresa periodística, en lo que colaboró más de tres años, sólo recibió un préstamo de cuatro mil pesos y la petición de renuncia porque su puesto debería ser ocupado por otro reportero.

Sin prestaciones sociales, seguro, Infonavit, aguinaldo ni vacaciones, Mario Francisco se vio, en medio de su tragedia, también sin salario. Dos enviadas de su periódico le suplicaron que para que no tuviera problemas lo mejor era que renunciara. Decidido a no dejarse aplastar por mercaderes de la información hizo público su caso, que lastima y lacera al gremio periodístico.

Mario Francisco Álvarez Cancino, quien tiene una trayectoria de diez años en el periodismo chiapaneco, no ganaba siquiera el salario mínimo profesional. Los cuatro mil pesos mensuales que percibía es comparable a lo que recibe un dependiente de mostrador (eso sí con IMSS y prestaciones básicas). La diferencia es que el dependiente no necesita más estudios que los de secundaria, mientras que Mario tuvo que estudiar cuatro años y medio de ciencias de la comunicación en la Facultad de Humanidades de la UNACH.

La inestabilidad en Chiapas de este tipo de actividades lo ha llevado a trabajar en estaciones de radio, canales de televisión, revistas y periódicos.

Inició en Radio Núcleo en 1998 cuando apenas cursaba la licenciatura. Ahí estuvo casi tres años. Después fue invitado a hacerse cargo de la jefatura de información de Seguridad Pública.

En televisión ha sido camarógrafo, reportero y productor, sobre todo para Canal 2 del Soconusco de Tapachula, MVS Noticias de Chiapas y Canal 5 XHDY.

Sus ingresos como reportero, más bajos que los de un maestro albañil, los incrementaba con la venta de lociones que realizaba en sus ratos libres.

Ahora, con las dos piernas inmóviles, Mario no puede reportear, tampoco vender sus perfumes, a menos que los ofrezca por internet o por teléfono.

Ejercer la libertad de expresión es no sólo externar nuestros pensamientos y nuestras ideas sin cortapisa alguna, sino proporcionarle al comunicador las condiciones favorables que hagan factible su trabajo informativo profesional.
¿Qué responsabilidad tiene el Gobierno del Estado, los diputados y la Secretaría del Trabajo en este caso?
Mucha, sin duda.

Para empezar, Comunicación Social no debería establecer convenio alguno de publicidad con empresas informativas que no brinden las prestaciones sociales mínimas a sus trabajadores: seguro, vacaciones, horas extras, reparto de utilidades y aguinaldo.

Solapar esas injusticias los hace cómplices de la condición tan lamentable del periodista chiapaneco, abandonado a su propia suerte y por sus propias autoridades.
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Email del autor: sarellym@gmail.com

Con permiso del autor y del director del Noticias, Voz e Imagen de Chiapas, José Juán Balcázar, públicamos este texto-propuesta aparecido hoy 11 de enero del 2008 en ese diairio.


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