Sí fueron granadas de fragmentación
Sábado, 02 de septiembre de 2006
Por Rafael Gómez Chi
Las que dos sujetos arrojaron ayer por la mañana en la recepción de POR ESTO!. Uno de estos artefactos, con poder mortífero, no explotó y fue trasladada por elementos del Ejército Mexicano hasta un sitio de entrenamiento militar al Sur de la ciudad para hacerla detonar
A las 13:36 horas de ayer, el Ejército Mexicano destruyó la segunda granada de fragmentación M204-A2 que no explotó en el vestíbulo de POR ESTO!, luego de haberla transportado hasta un campo de entrenamiento militar ubicado al Sur de la ciudad de Mérida.
Al mando del coronel Sergio Virgilio Guerrero, militares especialistas en materiales de guerra procedieron a la destrucción de la granada mediante el calentamiento con fuego directo, después de que con sumo cuidado la retiraron de la recepción del Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía y la transportaron hasta un sitio seguro y adecuado.
Exactamente cuatro minutos con 30 segundos después de encender el fuego un fuerte sonido, distinto al que producen las detonaciones de las armas y de los explosivos de la industria de la construcción, se escuchó en este campo, lo que confirmó la capacidad destructiva de los artefactos lanzados contra POR ESTO!
Las granadas de fragmentación M204-A2 se usan para producir bajas al enemigo debido a su alta velocidad de fragmentación.
Es por ello también que, por ejemplo, los soldados del Ejército de los Estados Unidos usan de manera más frecuente estas armas.Los militares que extrajeron la granada que no hizo explosión comentaron que este tipo de armas suelen fallar en ocasiones.
Uno de ellos dijo que trabajan de la siguiente forma: El seguro o chaveta se retira y al soltarse el percutor, éste cae sobre una especie de cilindro interior muy delgado que se consume hasta llegar al detonador, que es similar a un fulminante, el cual activa los explosivos y la deshace lanzando las esquirlas en distintas direcciones.
Las esquirlas de ese tipo de granadas pueden alcanzar fácilmente un blanco a 150 metros de distancia de la explosión y muy cerca, atraviesan inclusive metales. Un ser humano expuesto a este tipo de ataques difícilmente sobreviviría si las recibiera de manera directa.
Una vez que se conoció el atentado a POR ESTO! a las siete con cuarenta minutos de ayer, elementos del Ejército Mexicano acordonaron la zona del Centro Histórico donde se localiza el Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía debido a que se supo que una de las granadas no había hecho explosión.
El perímetro de seguridad abarcó las calles 62, 71, 58, 75 y 60, con retenes de soldados que pedían identificación oficial a todo aquel que deseara circular por el área. De tal manera, incluso los que laboramos en esta casa editorial debimos presentar la credencial de prensa para poder acceder al área.
Los hechos ocurrieron en el cambio de turno de POR ESTO! y minutos antes de que la mayor parte del personal matutino entrara a trabajar. A los pocos minutos de que se supo del atentado, varios compañeros de otros medios de comunicación fueron llegando poco a poco para observar lo ocurrido y algunos de ellos para manifestar su solidaridad con quienes trabajamos en este diario.
Un contingente del Ejército Mexicano arribó a bordo de un camión trayendo consigo dos camionetas Hummer, un Jeep y un carro para transportar la granada que no hizo explosión.
Luego de los trámites de rigor con los peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado y elementos de la Procuraduría General de la República, el Ejército tomó conocimiento y control de la situación para sacar la granada que no había explotado.En un rincón del vestíbulo de POR ESTO! permaneció al artefacto.
El que sí explotó dejó un hoyo en el piso de ladrillos y cientos de marcas en las paredes, lockers, diarios, teléfonos, escritorios e incluso una computadora que se hallaba en un cuarto contiguo.
Las esquirlas se regaron por todas partes en la recepción de POR ESTO! y varias de ellas penetraron incluso el metal de los armarios, gruesos tomos de periódicos coleccionados por meses y destrozaron los cristales de las puertas de acceso a esta casa editorial.
La madera de las puertas de la construcción, la cual data de más de cien años, fue hecha añicos y el polvo lo inundó todo.
Ese fue el panorama que encontraron los militares cuando sacaron la granada que no hizo explosión y que fue llevada hasta un campo en el sur de la ciudad para su destrucción inmediata, según las órdenes del alto mando.
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